La mente necesita equilibrio. La exposición diaria a la violencia extrema, sin pausa ni consuelo, acaba desbordándola y genera una disociación emocional. Esa desconexión nos protege, pero también nos va deshumanizando.
Lo único que nos protege de esa deshumanización es no rendirnos al silencio.
Lo único que nos protege de esa deshumanización es no rendirnos al silencio.
Comments