Gracias a la ciencia, a la tecnología, a los biólogos y veterinarios, Ottete y yo dormiremos pata con pierna esta noche, como casi todas las noches desde que la vida nos juntó. Antes en una cama de 90. Hoy en una de 150. Y es que tengo claro que si existe algo parecido al ángel de la guarda…

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