Todo esto dice mucho más de l@s votantes de Trump, que de Trump. Que alguien mucho peor que Jesús Gil haya sido elegido 2 veces (!!) presidente de USA indica que el sistema está profundamente podrido. Cada votante tiene su parte de responsabilidad en este desastre. Ahora que asuman las consecuencias
-Es un showman, no un político.
Cuando Trump anunció campaña presidencial en 2015, llevaba más de 30 años viviendo en las retinas y en la imaginación de millones de estadounidenses. Su perfil estaba consolidado. Como showman.
2/10
Por eso nadie espera que juegue en base a las reglas de la política, sino en base a las de la telerrealidad. Trump es fuente continua de alboroto, provocaciones, giros argumentales. Escandaliza, pero no tanto. Es lo que se espera de él. Está amortizado.
3/10
-Es una tormenta de fango andante.
Es muy difícil acercarse a Trump sin mancharse. Por ejemplo: Trump miente, miente muchísimo. Mucho más que cualquier otro político: sobre cosas importantes y sobre cosas tan triviales como si llueve o no llueve.
4/10
La labor del periodista es informar de ello, y decir: Trump miente (31.000 falsedades en 4 años). Es lo que hay. Lo cual, en la práctica, hace que el periodista acuse a un político de mentir y por tanto parezca no un periodista, sino un activista. Un activista demócrata.
5/10
Consecuencia: con sólo informar sobre Trump, el periodista ve cómo su imagen de imparcialidad se degrada y se empaña de política.
Luego, Trump arrasa a sus rivales: los humilla, azuza a la turba, arruina sus reputaciones. Juega a otro nivel (véase Razón 1). Infunde miedo.
6/10
-La escasa confianza de los estadounidenses en las instituciones.
Este es el factor clave, estructural. La confianza del norteamericano medio (sobre todo republicano) en el Gobierno, el Congreso, los tribunales y los medios de comunicación cayó en picado hace años.
7/10
Comments
Puestas así las cosas en la 'cuna de la democracia', vamos a tener que empezar a decir: "Siempre nos quedará Pekín".
Cuando Trump anunció campaña presidencial en 2015, llevaba más de 30 años viviendo en las retinas y en la imaginación de millones de estadounidenses. Su perfil estaba consolidado. Como showman.
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Es muy difícil acercarse a Trump sin mancharse. Por ejemplo: Trump miente, miente muchísimo. Mucho más que cualquier otro político: sobre cosas importantes y sobre cosas tan triviales como si llueve o no llueve.
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Luego, Trump arrasa a sus rivales: los humilla, azuza a la turba, arruina sus reputaciones. Juega a otro nivel (véase Razón 1). Infunde miedo.
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Este es el factor clave, estructural. La confianza del norteamericano medio (sobre todo republicano) en el Gobierno, el Congreso, los tribunales y los medios de comunicación cayó en picado hace años.
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