+ pelirrojos caían hacia delante cubriéndole el rostro. No se lo merecía. Y ninguno de ellos se merecía el trato que ella les deba.

Sentía, asfixiante, la culpa amenazándole el pecho. Su corazón martilleando con fuerza. La necesidad de... gritar. Reventar. Estaba sola. Eso no iba a cambiar.

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