Brillante reflexión.
Escribimos para algoritmos.

Pero también trabajamos para algoritmos.

Y la guinda del pastel. El Skinner en la habitación que pocos quieren ver:
Los algoritmos refuerzan nuestra atención en direcciones concretas, moldeando nuestra conducta, es decir nuestra personalidad.
¡Ya no escribimos para los demás y para el mundo! Ahora escribimos para algoritmos. Este es el signo de los tiempos.

typefully.com/JaimeObrego...

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