Si pasáis por c/ Camino viejo de Leganés (Carabanchel, Madrid) fijaos en una placa. Está dedicada a Timoteo Buendía, un albañil que en 1963 fue el primer juzgado en el Tribunal de Orden Público y después condenado a 10 años de cárcel por gritar en un bar “¡Me cago en Franco!”.
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