En todo, pero especialmente en política, soy utópico. La utopía es inalcanzable, sí, pero es brújula. Decir “es utópico” para no intentar es rendición, no realismo. Es la coartada de la apatía. No se alcanzará, pero estarás más cerca que ayer y dejarás un mundo mejor que el que encontraste. Creo.

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