Juan Boedo, Pedro y Andrés Pinilla. Asesinados por el franquismo y arrojados a una fosa en Bértoa, Galicia. 89 años después, vuelven a casa. No es reabrir heridas —como repite el fascismo—, es cerrarlas con verdad. Darles descanso y a sus familias que nunca dejaron de esperar. Ni olvido ni perdón.
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