Casi todo el mundo se aleja del dolor ajeno. Nadie quiere saber que otros sufren, quizás porque perturba su apacible imagen del mundo. Escuchar no es un gesto pasivo, sino un acto de generosidad que puede salvar una vida. El que escucha ama y ayuda a cerrar las heridas.
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Me voy a quejar a Piedad, verás.
Recuerda que es viernes 13.
Qué poco cuesta escuchar y que poco se hace.