La respuesta de la izquierda frente a la ofensiva de la ultraderecha no puede consistir en resucitar viejos mitos revolucionarios, sino en adoptar una actitud moral que respete escrupulosamente la dignidad humana. No hay que responder al fanatismo con violencia, sino con argumentos y serenidad.
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Padre Rodrigo–Padre, vengo a que me bendiga.Padre Gabriel–No.Si obra bien,Dios le bendecirá.Si obra mal, mi bendición no le servirá de nada.Si la fuerza es lo que vale, no hay lugar para el amor en el mundo.Puede que sí,que así sea, pero yo no tengo ánimo de vivir en un mundo así,Rodrigo.
No me puedo creer la falta de lógica y sentido común que nos afecta a todos en estos momentos.
Es desesperante.