Seamos agradecidos con nuestra gente mayor. Les debemos los derechos sociales que hoy disfrutamos. Ellos se rompieron literalmente el lomo, trabajando de sol a sol, en el campo, fabricas, llevando su casa y sacando adelante a sus familias. Espiritu de sacrificio y respeto que hoy casi no existe.
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Empeltada
Con 14 años, mi abuela paterna entró a trabajar de ayudante de cocina en una casa de gente muy acomodada de Alcañiz. A los pocos días, se dio cuenta que en las conversaciones de la familia, había palabras que ella no entendía. Cobró su primer sueldo y se fue a comprar un diccionario. Lo he tenido...
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