Ahora, Trump, que siempre ha tenido con él una más que fría y distante relación, lo ha puesto en la mirilla y prepara el terreno. Sugiriendo una y otra vez que tendrá que enfrentarse a las urnas. Inventándose que su popularidad es de apenas el 4%.
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Lo que yo no acabo de entender es la lógica de fondo de tumbar a Zelensky teniendo en cuenta que las posibles alternativas electorales son un militar (favorito en las últimas encuestas) o candidatos como Poroshenko o Tymoshenko con un pedigrí nacionalista aún más marcado
Elogia, aplaude y admira a Putin, dictador indiscutible, y ridiculiza e insulta a un líder elegido limpiamente. Es su estilo, su cosmovisión, y nadie puede decir que no se veía venir.
El siguiente paso, viendo los precedentes, es obvio: resucitar y amplificar toda la propaganda rusa, que durante años ha querido destruir la popularidad y reputación de Zelenski y de Ucrania, diciendo que es el país más corrupto del planeta…
Acusándole de hacerse millonario como sus predecesores, diciendo que él y su mujer tienen millones fuera del país argumentado que hay un fraude galopante, y vinculándolo a la agencia norteamericana de ayuda al desarrollo, USAID, que la administración está intentando cerrar
La última fase de este plan sería el chantaje abierto al país, dándole a elegir entre mantener la ayuda de EEUU (reducida, condicionada a un acuerdo de paz severo y a casi regalar sus materias primas con un contrato abusivo) o Zelenski. Y jaque mate.
Por eso lo ocurrido en las últimas semanas no es ninguna sorpresa, y sólo necesita de contexto e intención. Porque Ucrania es el medio, no el fin. Putin tiene ambiciones imperiales y Ucrania es una obsesión. Pero su mayor obsesión geopolítica es la Unión Europea.
No lo oculta ni él, ni sus apologetas y propagandistas. Quiere, necesita romper la Unión, debilitar y enfrentar a sus medios, separarlos de Estados Unidos. Y poco a poco lo está consiguiendo. Vía Hungría, vía Eslovaquia.
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