Esto ya lo he vivido. En 2006, en los poblados limítrofes de la frontera sur del Líbano, los terroristas de Israel se dedicaban a destruir las lápidas, e incluso a defecar en de ellas. Son indistinguibles de quienes hicieron lo mismo a sus abuelos, pero se vengan contra un pueblo ajeno e inocente.
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No podran vivir ni morir en paz