Creo que con los insultos machistas en redes sociales, algo que ayudaría a reducirlos es que dieran, sobre todo, vergüenza. Que la vergüenza ajena fuera más poderosa que el miedo, el asco o la repulsión que provocan. Eso y cierta compasión. Quieren parecer amenazantes, hagámosles sentir pequeños.

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