La Valla no me llega. Me resulta un sermón salmódico desde un púlpito de pulcritud moral propia de diáconos. Las musas, las Adolfas o las Wecando eran pura energía en la denuncia.
Ya me jode
Y de las dos últimas chirigotas del Selu tenemos que hablar despacito.
Ya me jode
Y de las dos últimas chirigotas del Selu tenemos que hablar despacito.
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