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Research in ecosystem function & management & biodiversity.
Docencia en Máster en Ecología y Grados en Biología y Ciencias Ambientales UAM.
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Una gestión forestal que promueva paisajes más abiertos a través de distintas estrategias, incluyendo el uso del fuego prescrito, puede contribuir a reducir el riesgo de megaincendios y a recuperar dinámicas ecológicas más estables. Quemar para no arder. 6/6
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Por el contrario, los incendios modernos serían menos frecuentes, pero más severos y desestabilizadores, con un impacto más profundo sobre los ecosistemas forestales e impactos más graves sobre la salud y la seguridad de las personas y bienes. 5/6
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El régimen histórico de incendios, unido al pastoreo, habría tenido efectos estabilizadores tanto sociales como ecosistémicos, manteniendo paisajes más abiertos y aprovechables, con incendios más frecuentes, pero menos severos. 4/6
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Este régimen histórico de incendios sería consecuencia tanto de los incendios naturales como del uso tradicional del fuego por los pueblos nativos y, posteriormente, los europeos. 3/6
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A pesar del incremento en incendios de las últimas décadas, las cicatrices dejadas por el fuego en los anillos de crecimiento de los árboles muestran que el régimen histórico (<1880) mostraba una frecuencia de incendios mayor que la contemporánea (>1984). 2/6
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¡Enhorabuena!
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Los profesores de ecología tenemos una gran responsabilidad en mantener las prácticas de campo como centro de nuestra actividad docente.
En un contexto de limitaciones crecientes de calendario y presupuestos, hay que perseverar en la batalla: sin campo no se aprende ecología. (3/3)
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Esta tendencia tiene numerosas consecuencias, sobre las que reflexionan los autores.
Entre las más negativas, quizá destacaría la pérdida del mejor escenario para observar, inspirarse y producir nuevas ideas e hipótesis. (2/3)
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Very nice study, Graciela, congrats and thanks for sharing!
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Estas plantaciones pueden ser defendidas desde una óptica productivista, pero conviene diferenciarlas de otros sistemas más funcionales y, desde mi punto de vista, evitar el uso indiscriminado del término “bosque” para todo aquello que, simplemente, tenga muchos árboles. (7/7)
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Los cambios en el suelo detectados por esta investigación están en línea con los de otros estudios en otras regiones del mundo y son solo una de las contraindicaciones de las plantaciones (a menudo monocultivos) de coníferas. (6/7)
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El trabajo mostró, además, que el tipo de humus es un buen predictor de numerosas propiedades del horizonte superior del suelo, incluyendo el pH, la proporción C/N y varios indicadores de la actividad microbiológica. (5/7)
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La naturaleza del humus juega un importante papel: Si dominan las frondosas, el humus tiende a tipo “mull”, más descompuesto, activo y equilibrado; mientras que el cambio a coníferas se asocia a humus más recalcitrantes, tipo moder o mor. (4/7)
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Estas coníferas se plantan debido a su mayor rendimiento, pero su presencia implica una reducción en el reciclado de nutrientes, cambios en el humus, acidificación, aumento de la relación C/N y una ralentización de la actividad biológica, entre otros efectos. (3/7)
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El trabajo se realizó en ambientes de bosque templado, y los autores encontraron una fuerte relación entre la intensidad de la gestión y las propiedades del suelo, siendo la ratio entre coníferas de crecimiento rápido y caducifolios nativos el factor con más poder explicativo. (2/7)
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Qué salvajada. Que este tipo de cosas queden impunes me deja una sensación entre la ira y la depresión.
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El artículo, sin embargo, no discute el papel que los herbívoros silvestres o domésticos podrían tener en el nuevo escenario, como vía de consumo de la producción primaria alternativa a los incendios, y por tanto como posible herramienta de gestión de los nuevos riesgos (4/4).
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Los autores argumentan que el futuro bosque intermedio o “abierto” será más vulnerable a incendios que los actuales estados, lo que, junto con la pérdida del permafrost ya en marcha, supondrá una fuerte liberación de C a la atmósfera, retroalimentando así el calentamiento (3/4).
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Actualmente, los bosques boreales tienen dos estados principales: al sur más densos (>60% cobertura), y al norte muy abiertos (5-15%). Los cambios detectados entre 2000-2020 mostrarían una tendencia al cambio a un único estado intermedio que los autores llaman "abierto".
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Las C4 son, sobre todo, herbáceas de la sabana (en su mayoría gramíneas), pastables en la época húmeda. Por contra, las leñosas que se ramonean cuando las herbáceas están secas son C3.
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No obstante, el trabajo advierte que nos encaminamos hacia un futuro sin análogos, por lo que las observaciones del presente o del pasado podrían no ser suficientes para predecir cómo se adaptarán las comunidades de herbívoros a las nuevas condiciones (7/7).
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Si el cambio climático actual incrementa la estacionalidad y la aridez, podríamos esperar que algunas especies aumenten su comportamiento migratorio, siempre que los costos energéticos de migrar sean viables y existan rutas de migración adecuadas (6/7).
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La transición al Holoceno supuso, en el este de África, un clima con más evapotranspiración y más aridez, así como la aparición de la ganadería. Todo ello habría dificultado el cambio estacional en la dieta y favorecido las migraciones (5/7).
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Hay que tener presente que, durante ese periodo, el clima en la zona era más favorable: la menor evapotranspiración probablemente ofrecía pastos más palatables durante todo el año, ricos en plantas C4, y era más viable cambiar a vegetación C3 en las épocas secas (4/7).
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Entre otros resultados, O’Brien y colaboradores han hallado que, durante el último periodo glacial, los grandes herbívoros del este de África mostraban una mayor flexibilidad en la dieta, lo que les permitía migrar menos (3/7).
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Un estudio reciente de O’Brien y colaboradores ha analizado la dieta de herbívoros actuales y herbívoros del último periodo glacial, con especial atención hacia el uso del cambio de dieta o la migración como estrategias frente a la estacionalidad (2/7).
onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/...
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I have always thought that the lack of long-term studies is one of the weakest points in the way we approach ecology. Fortunately, we have you, Carlos. Congratulations on this truly impressive work.
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El trabajo incluye más resultados, y es de lectura muy recomendable para quien tenga interés en la historia de la megafauna que poblaba nuestro planeta y su vínculo (cuando lo hay) con los actuales rebaños domésticos (6/6). www.nature.com/articles/s41...
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Los rebaños domésticos convivieron durante miles de años con uros salvajes, lo que habría propiciado numerosos eventos de introgresión, sobre todo a partir de machos de uro, lo que contribuyó a diversificar las poblaciones domésticas (5/6).
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El trabajo encuentra 4 ancestros poblacionales distinguibles, si bien los genomas domésticos analizados están fuertemente vinculados al ancestro del suroeste asiático (Creciente Fértil), confirmando la domesticación en esa región hace 11000 años (4/6).
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¿Qué sabemos sobre la historia natural genómica de los uros y su relación con la domesticación? En este reciente artículo de Rossi et al se dan algunas respuestas, basadas en el análisis de 38 genomas de uros y 8 de ganado primitivo (3/6).
www.nature.com/articles/s41...
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Su estirpe, sin embargo, no desapareció por completo, ya que continuó en los rebaños de ganado vacuno (Bos taurus) que hoy pueblan la Tierra (2/6).