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mirdibah.bsky.social
Acá también estoy de malas. Y de buenas. Y sorprendida. Y parada bajo el sol.
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Prolific Poster

Sabía que ahí estaba, pero no me atreví a brincar.

Me voy a quedar muy quieta, como si no existiera, para ver si la vida ya me deja en paz.

Me duermo muy temprano porque tengo mucho que olvidar.

Soy una perfeccionista y, como nada me sale bien, perfecciono el fracaso.

No estoy lista para admitir que esto es todo lo que hay.

Me puse triste pero recordé que hay casa.

Cada vez que me hacen una declaración grandilocuente y desproporcionada de amor no dudo de mí ni de los otros, sino del amor.

Quién fuera un perrito. Nada de estructurar piensos y hablar, nada de rencores ni de indirectas, puro guaf guaf y sentir el presente.

Qué difícil llegar a la edad en la que tengo que preguntarme si es un infarto, gastritis o el corazón roto.

—¿Quieres ser la dueña de mi vida y de mi casa? —No quiero ni ser, pero muchas gracias

—¡Feliz San Valentín! —Qué tiene de feliz, puto día culero —De cenar ni hablamos, ¿no?

Escribir en defensa propia siempre es un atenuante. Y agravante. Lo mejor es no tener cuerpo.

Yo, en las crisis, no me corto el fleco: tomo cursos de mística.

El quinto jinete del apocalipsis, el que abría el camino a los demás, era la Propaganda.

Hay cosas que se mueren solas y a otras hay que darles una ayudadita. Y yo soy toda espíritu de servicio.

Una sabe que está en problemas cuando el dermatólogo te manda al psiquiatra.

La vara está tan baja que es más fácil encontrar petróleo que novio.

Voy a llorar para adentro. Con suerte me inundo.

Hoy, justo hoy, que tengo una necesidad inmensa de llorar, estoy recién llena de botox y no me puedo tirar contra la almohada. Terrible costumbre la de llorar en vertical.

Me pidieron que no me alterara y yo nomás estaba viendo Transformers en casa de mi mamá. Como siempre. Transformers es mi lugar seguro. Digo, la casa de mi mamá.

Y maíz.

No es cierto. También fotografié a esta gallina de camino a la tlapalería.

Acompañé a 14 adolescentes a vivir una experiencia comunitaria por una semana y nomás me traje esta pendeja foto. Y el cuerpo adolorido. Y los ojos llorosos. Y fe en en ellos. Y nada de fe en ellos. Qué difícil todo.

No era el lugar adecuado ni la hora correcta, pero ahí estaba: la risa.

Hice llorar a una estúpida. Me sentiría mal, pero todos sabemos que las lágrimas de estúpida no cuentan.

Cuando trabajo como comisaria de arte me visto mejor.

Paso del bosque a la ciudad todos los días, a ver cómo afecta eso a mi escritujajajaja.

Si yo no los hago escuchar mi historia triste, lo mínimo que espero es que no lleguen a contarme la suya. Menos que lloren para que los termine consolando yo, cabrones.

No sabía que yo podía invitar gente a este lugar. Pero si no quiero a nadie conocido aquí, qué descontrol.

Como todo me parece imposible, todo me parece innecesario.

Del lugar en el que lo mataron nada más quedó una tirita amarilla. ¿Me la llevaré como memorabilia?

¿Y quién va a sacar a pasear a los perros?

Te regalan muchas flores por el muerto y no consideran que se van a pudrir todas al mismo tiempo.

Una de las cosas que no había pensado es que ahora soy hija única y no me parece gracioso aunque en la práctica siempre se haya sentido así.

Llevo 23 días sin parar. O lo confronto o me sigo sin parar hasta que me muera de cansancio por evadirlo.

Todo el mundo me manda al tanatólogo, nadie me manda una botella de gin.

Hoy ya lo conté. Así que compartir no es el secreto para sentirse mejor.

El día 7 no fue más noble. La noble debería ser yo, pero ando carrereando al dolor.

Voy contando los días y me parece que el día 5 es un gran día para sentirse mejor por el luto. El problema es que la hora 21 del día dice que es el momento perfecto para sentirse miserable.

Solo somos gente que muere.

Voy a tener que transitar por todos los hubiera y luego seguir avanzando porque uno no se queda a vivir en escenarios imaginados. Qué molestia.

Un misterio los caminos de la esquizofrenia porque por más triste que esté pienso que por fin ya todos descansamos.

De haber sabido que lo único que hacía falta para que mi papá se abriera emocionalmente era que se muriera mi hermano y 3 clonazepames... Habría conseguido clonazepam antes.

El gato se puso gravísimo, mi hermano desapareció y casi me cae la rama de un árbol encima. Rarísimas estas cabañuelas.