—Mira que te pones cabezona, Juana, lo sorteamos ayer y salió que sí, que hoy tocaba partido de fútbol y subida al monte en bicicleta.
—Ya, Juan, ya. Pero sé lo que pasa después: te pasarás la semana de bajón porque yo juego y pedaleo mejor. Si te escucho media queja me voy a enfadar.
—Ya, Juan, ya. Pero sé lo que pasa después: te pasarás la semana de bajón porque yo juego y pedaleo mejor. Si te escucho media queja me voy a enfadar.
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—Ajá, eso dijiste la última vez.
—Pero ahora lo digo en serio.
—Mmm… está bien, pero nada de caras largas después, ¿eh?
—Palabra.
Juana sonrió, se subió a la bici y salió disparada. Juan suspiró y fue detrás de ella
Empezaron a subir la cuesta cuando
—Pues sí que empezamos temprano con las quejas, nene.
Él se afanaba pedaleando y resoplando, lo estaba dando todo.
—¡AAYY!
Juana miró hacia todos lados intentando averiguar de dónde venía el
—¿Has sido tú? —preguntó Juana.
—No, qué va… Pero lo he oído clarito.
De repente, otro "¡AAAYY!" rasgó el aire. Venía del bosque junto al camino. Juana dejó la bici y echó a correr.
Entró en un sendero
—NOO, VUELVE, HOY TOCA BICI Y FÚÚTBOL. Ya me la ha liado otra vez, verás tú que acabamos metidos en un fregao y los planes a la mierda. Así no hay manera de que me ponga en forma. Esta mujer parece tener un imán para los líos.
Mientras maldecía seguía los pasos de ella
Había una especie de duendecillo, de unos 70 centímetros de altura que había caído en una trampa de algún cazador. No podía sacar el pie de la trampa.
Juana intentaba ayudarlo, sin mucho éxito
-Por favor soltadme y os concederé tres deseos.
—¿Un curso por you tuche? De verdad, Juan, que me dejas ojiplática con tus mierdas.
—En serio "Cómo liberar, de trampas, los duedos"
—Pero este es un DUENDE.
—El tamaño no importa, ¿no dices eso siempre. Cuénteme eso de los tres